Beatriz A. Sotomayor Fontealba

martes, agosto 30, 2005

Crónica de una muerte anunciada

Tal sólo por escribir esta novela, habría postulado al Nobel a Gabriel García Márquez...
Con el anuncio de la muerte de Santiago: “El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana...” las interrogantes nos acosan.
¿Por qué? ¿Quién lo iba a matar? ¿Estaba condenado a muerte por algún crimen?
Poco a poco, se nos va revelando el misterio del por qué de esa muerte.
Pero no sólo la razón de la muerte es importante, sino el hecho de que haya sido anunciada, pues es un reflejo de lo que somos los latinoamericanos. Los hermanos de una mujer supuestamente ultrajada tenían la “obligación” ante todo el pueblo, ante su familia y ante ellos mismos, de hacer “justicia”; pero era una obligación no deseada, así es que en su interior los hermanos deseaban que alguien les impidiera cometer el asesinato. Para ello se dedican a anunciar a todo el mundo sus intenciones, esperando que alguien se les enfrente.
Sin embargo, se topan con esa apatía de pueblo latinoamericano. Los avisados o no les creen, o no les interesa impedir esa muerte, tal vez incluso desean presenciarla, así es que nadie hace nada por impedirla, para disgusto de los agresores.
Ésta es una de las novelas más reales que he leído de García Márquez, sin la presencia de su habitual “realismo mágico”, pero con mucho realismo latino.
Nos describe a la perfección a las personas: la víctima, los asesinos, los familiares y los mirones. También nos explica detalladamente los motivos de todo lo que sucede. Así es que nos adentramos en ese pueblo, paseamos por su plaza y conocemos a los habitantes y sus historias personales.

(Extracto de comentario de Marisela Barrios de Murguía, 1998)

viernes, agosto 26, 2005

El comienzo de mi bitácora